martes, 15 de abril de 2014

En Rojo



El argumento definitivo contra la PAH es un hallazgo del circense Alfonso Rojo, en su perpetuo cabreo contra lo que ensucian los pobres. Ada Colau está gordita, y los cientos de miles que la apoyan son unos piojosos. Quienes lo vieron en la Sexta Noche, pobres de espíritu sin más noche que esa. A la séptima cuentan que descansó. Frecuentan asadores, palcos de fútbol y corridas de toros, y todo debate termina donde comienzan a prender sus estrepitosos puros. El que más o el que menos ha desperdigado muchos hijos, ha destruido muchos árboles y quemado muchos libros con absoluta brillantez. El cochinillo manda por sí solo, eructan satisfechos de chaqué: Dejemos los alambicados matices argumentativos para La Razón. La cruel ironía en todo esto es que a Alfonso Rojo nadie hubiera querido sacarlo jamás de su casa, salvo precisamente algún enajenado demiurgo misantrópico, de muy aviesas intenciones y varias cadenas de las que mejor tirar.











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