Según PISA
los alumnos no saben manejar un MP3 o programar el aire acondicionado. De ahí
que se los lleven tanto a clase, o que se
emancipen de los mandos de conserjería manipulando el aparato del aire para
hacerse con su control, y no digamos ya un móvil o un ordenador. Al parecer nos
debería preocupar seriamente. Evidentemente PISA no les coloca un MP3 en la
mano para resolverlo, sino que les piden que se apañen con instrucciones al
respecto. Bien, ya sabemos que seguirán sin leerse el manual de instrucciones
del aparato que pronto aprenden a manejar dormidos. En cambio, nada debería
preocuparnos que los responsables máximos de Educación se impongan como único
horizonte educativo esta prueba sin contextualizarla. O que deduzcan que el
problema es que se enseña demasiado de memoria y adiestramiento para
pruebas-tipo, y para solventarlo solo se les ocurra regresar a las reválidas y
multiplicar las clases de religión, que es donde uno se pone realmente creativo
para solventar los grandes misterios de la vida. Como este. Seguro que obtienen
la nota máxima del PISA para Ministerios de Educación. No se les pasa por la
cabeza, en cambio, revertir recortes y demás amputaciones en curso: sería
incentivar una incapacitadora dependencia respecto a la financiación, en un
sistema deficitario y con las necesidades del español. No extraña que Gomendio
y Wert anden tan obsesionados por la excelencia: ¿Qué aspecto tendrá…? ¿Dolerá…? Y cuando al fin acuden a premiarla,
los excelentes les abuchean o retiran el saludo.
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