Nuevo golpe
constitucional contra la terquedad del 80% de los catalanes. Nuestra sacrosanta
carta de dudoso remite y sospechosos remitentes. Tan dañada sale del choque de
trenes, en que el camino equivocado lo llevan los otros porque lo han dicho
Arcadi Espada y Savater, que no le quedan ganas a ese pliego para los plegados
ni fuerzas para garantizar los derechos básicos, que el gobierno está
erradicando, junto a la plaga misma de ciudadanos. Pero, quién sabe, todavía la
podemos enarbolar como leprosa y raída garantía democrática contra The New York
Times, que se hace eco de la querella argentina. De que ahora los capitanes fascistas son Muñecas y de ahí la resistencia de los
herederos franquistas en el poder a la depuración democrática medio siglo
después, de los cientos de miles de desaparecidos y los símbolos fascistas por toda
la geografía para disimularlo, de los 600 muertos de la Transición, la mayoría sin investigarse, o del
pudor nacionalcatólico con que cubrir el rostro de Billy el Niño en lugar de
exponerlo como el de los etarras y otros grandes criminales. Para que un
neoyorkino sepa más de España que el español medio toreado en los medios, y sin
necesidad de Hemingway.
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