Está
tardando la jueza Tardón en inhibirse de la grotesca retorsión judicial del Tribunal
Superior de Justicia de Madrid contra el juez Silva para que la purga parezca un
accidente, habiendo ella formado parte de Bankia. Pero va a ser que la
Inquisición bancaria y los caminos de Dios son legalmente inescrutables en la
venganza y pública humillación. El problema de Garzón es que se los tomó en
serio, y así le fue. Silva, en cambio, entiende mucho mejor la Marca España. Así
que funda un partido con primarias en las que obtiene suficientes firmas,
principalmente de él mismo y vecindario, como para ni tener que celebrarlas. Un
circo mediático que hasta podría llegar a colocarle en Europa. Tampoco tiene
desperdicio el contristado alegato de Blesa sobre que el juez dañó su reputación. Lo que transfigura miles de e-mails de ruegos sin preguntas en
piezas maestras del humor negro de inversión, y eleva hasta lo hiperbólico
su leyenda. Imaginen lo que podría acrecentarse la reputación de Blesa y la
justicia española con Silva en el Parlamento Europeo. Casi a diario, y los mejores momentos
en la Sexta y en directo.
En Los Simpson, la selección española mercadea en el Mundial moviendo sobres de dinero negro en el propio terreno de juego y perdición, pero qué diablos, al menos nos reconocen en EEUU el humor igual de negro de contar con un Ministro de Justicia. El cual, por cierto, habla ahora de expropiación a la Iglesia en el caso de la mezquita de Córdoba, donde la Iglesia pretende no dejar piedra sobre piedra hasta que sea una catedral, por más que siempre quedarían como las ruinas de la mezquita condensadas en una sola. Gallardón, en fin, nos remite a Rouco para ahorrarnos los peligros de nuestro propio guerracivilismo de moros expropiados por cristianos hasta en la reválida.
En Los Simpson, la selección española mercadea en el Mundial moviendo sobres de dinero negro en el propio terreno de juego y perdición, pero qué diablos, al menos nos reconocen en EEUU el humor igual de negro de contar con un Ministro de Justicia. El cual, por cierto, habla ahora de expropiación a la Iglesia en el caso de la mezquita de Córdoba, donde la Iglesia pretende no dejar piedra sobre piedra hasta que sea una catedral, por más que siempre quedarían como las ruinas de la mezquita condensadas en una sola. Gallardón, en fin, nos remite a Rouco para ahorrarnos los peligros de nuestro propio guerracivilismo de moros expropiados por cristianos hasta en la reválida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario