Un cerebro hiperactivo
en los momentos antes de morir, en los instantes que preludian un ataque epiléptico o
en los nocturnos previos a una migraña oceánica entre vómitos que se prolongan veinte
horas. Las excitadas redes neuronales saltan sin red. El orgullo precede siempre
a la caída. O cómo perder mi lugar sin moverme de él.
Tremendas frases que parecen prevenir el peligro que amenaza a cualquiera.
ResponderEliminarBicos.