Este mundo
está impulsado por gases tóxicos y el que sobra aún se emplea para regar
poblaciones indefensas infestadas de niños, en una venerable tradición que
inaugurara Churchill en 1919 en África sobre los salvajes (sic). Los periódicos avisan a la sensibilidad de los
lectores en un letrero sobre el reguero de fotos y vídeos, pero ya es demasiado
tarde para haber evitado la foto principal. El niño mira hacia arriba al
infinito para siempre. Ojalá te sigamos todos pronto, porque nos merecemos ese cielo
vacío al que nos invitas. Amén.
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