martes, 27 de agosto de 2013

Náufrago



Cuando me apelas, señalas, chillas desde la noche profunda, oh Señor, mi corazón se agita en la marejada sin consuelo, febril porque no rompas tu eterno silencio con lanchas y espadas de fuego de los fieros e impunes ángeles guardianes del paraíso mentido.










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