sábado, 27 de julio de 2013

Etcétera



Sabemos que el barco se hunde, y como remataba el melancólico Leonard Cohen, sabemos que el capitán mintió.
Conocemos los entresijos con mayor detalle que los libertarios que protestaban contra la invasión de Vietnam hace escasas décadas: por ejemplo sabemos por qué se aísla y tortura desde hace muchos meses al soldado Manning que filtró los profusos papeles de wikileaks
Nadie resulta hoy del todo ignorante sobre el papel jugado por la inescrupulosa banca de inversión: los tiburones de Wall Street y los destripadores de la City londinense, las burbujas del embriagante champán de irrealidad con que la crisis financiera nos desinfló.
El consenso científico sobre el calentamiento climático resulta tan flagrante como un folleto de funeraria en un spá, que incluso los negacionistas liberales ya se han cambiado al bando del negocio de la adaptación a ese cambio climático.
¿Quién necesitaría un etcétera…?






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